Estos días azules y este sol de la infancia
Antonio Machado
días azules porque nada
de lo que ha ocurrido luego
nos iba a pasar a nosotros
De consolatione vitae
¿Por qué buscáis la felicidad, ¡oh mortales! fuera de vosotros,
cuando la tenéis dentro de vosotros mismos?
Boecio
.
ni sueño ni teatro ni camino
el soplo de algún dios indiferente
en sombra que se pierde convertido
en el oscuro magma de la muerte
o en el temor seguro de estar vivo
y mientras tanto preocuparme solo
antes que troques tu hermosura en guano
o en Lope te desprecien los gusanos
de si me dejarás echarte un polvo
o habré de consolarme con la mano
el soplo de algún dios indiferente
en sombra que se pierde convertido
en el oscuro magma de la muerte
o en el temor seguro de estar vivo
y mientras tanto preocuparme solo
antes que troques tu hermosura en guano
o en Lope te desprecien los gusanos
de si me dejarás echarte un polvo
o habré de consolarme con la mano
Sueños
Esta playa es refugio
de todos los sueños del verano
Juan Lamillar
A Jesús Nariño
quisieron disfrutar aquel verano
la vida que bullía adolescente
nada les importó ver las señales
las sombras que avanzaban en la arena
las huellas que ya habían dejado otros
agosto con su luz era un imán
de cuerpos de sonrisas la belleza
la sal disuelta en lenguas como llamas
de un fuego que no duele pero quema
y deja cicatrices en el tiempo
desnudos se entregaron a las olas
vencidos de otro mar hecho de noches
y el agua los cubrió con algas negras
volvieron olvidados del amor
los ojos empapados de vacío
Apunta mi número
Poseer es perder.
Fernando Pessoa
.
qué apagado consuelo verte mía
rota deshecha jadeante frágil
qué apagado consuelo verte mía
rota deshecha jadeante frágil
después de esta dilatada travesía
por días aciagos y estaciones esquivas
de deseo latiendo un corazón
y el monstruo entre las piernas
no son tus labios los que quiero
besar ni el sexo fuente de tu pubis
el vello orillado de tus ingles
como un rompeolas de espuma tibia
en el roce violento de los cuerpos
eras tú aquélla indiferente altiva
diosa inalcanzable en sus tacones
pedestal de su propia teogonía
ahora herida templada entre mis brazos
el pecho que baja y sube cuando duermes
tu corazón sumiso acompasado al mío
perdona por haber matado al mito
la religión
que me impulsaba a amarte de verdad
lo siento
porque poseerte ha sido amor
el comienzo del olvido
tampoco yo he sido un supermán
lo reconozco
había bebido mucho y me ha podido el sueño
pero cuando quieras otro día
llámame y follamos
por días aciagos y estaciones esquivas
de deseo latiendo un corazón
y el monstruo entre las piernas
no son tus labios los que quiero
besar ni el sexo fuente de tu pubis
el vello orillado de tus ingles
como un rompeolas de espuma tibia
en el roce violento de los cuerpos
eras tú aquélla indiferente altiva
diosa inalcanzable en sus tacones
pedestal de su propia teogonía
ahora herida templada entre mis brazos
el pecho que baja y sube cuando duermes
tu corazón sumiso acompasado al mío
perdona por haber matado al mito
la religión
que me impulsaba a amarte de verdad
lo siento
porque poseerte ha sido amor
el comienzo del olvido
tampoco yo he sido un supermán
lo reconozco
había bebido mucho y me ha podido el sueño
pero cuando quieras otro día
llámame y follamos
Marcos Matacana Martín, de Polvo en el aire (Palimpsesto Editorial, 2017).