Al café de la mañana
A la ropa en programa corto con centrifugado
Al teclado de las dos menos cuarto cuando te quieres ir a casa
Al recuerdo de nuestros cuerpos,
al revivirlos así como amordazados
en lo invisible,
tan permeables y calientes
A la rabia, por descontado
Le echaba angostura a las conversaciones inevitables,
tipo árbol que te cae en mitad de la carretera
Y lo veía, a mi interlocutor sudando angostura
Le eché angostura al sexo y al abril entero
No me corté con las ráfagas de siroco
que invitaba a entrar en casa
Abría todas las puertas y ventanas
y descalza y condimentada en angostura,
las recibía.
Le eché angostura hasta a los poemas
Sobre todo a esos
que te envías en mensajes de voz a ti misma
a las cinco de la mañana
o en mitad del atasco
porque ya sabes que se te olvida
ese verso a los diez minutos
Ese que te parece tremendo
y que con la resaca desechas
Repletos de angostura hasta los topes
Me até el beso al labio
y me lo bebí tipo tequila,
sal, tu carne y el limón
Le recé a la incandescencia de la memoria
y descrucé las piernas deseándome toda la suerte
Me lavé el pelo con angostura
y salpiqué todo el suelo
hasta llegar a la terraza y gritar:
Angostura!!!
Y revolucioné los pinos y sabinas del bosque de enfrente
y los pájaros mancharon el cielo
tipo sombra de Rorschach que aún no descifro.
Me fabriqué una ouija en tu espalda
mientras dormías
y me respondí a todas las preguntas
Pero no tipo margarita con el sí-no y coges otra.
No. Tipo ruleta rusa. También con angostura.
Pensé en los otros significados de angostura
Pensé en lo angosto. En lo estrecho
En las tierras que están cerca y casi se tocan
En morir llegando a nado de un lado a otro
En saltar acantilados
En dividir mi corazón en secciones:
jardines y hogueras.
En aquello de no ser nunca una familia de paseo
y ser siempre una portentosa ruina
En el fair play de los que se aman cada vena
devotos de la cruz verde de las farmacias
y el querer hacer vaho en tu pecho
mientras tocas pie en mi fondo
y una oda al alka-seltzer
que nos salve de una mala noche
como estratagema vagabunda
para pasarme desapercibida
y olvidar lo inolvidable.