qué raro equilibrio este, el de la vida, trabajo, amor y desamor, gozos y sombras, perla y arena, qué complicado y extraño... cada vez más concienciado de algunas ideas, lo que podemos hacer con ella, nuestra vida, en función de cómo enfoquemos nuestro prisma y punto de encaje... porque lo bueno de la noche a la mañana se vuelve malo y lo malo bueno, según proyectemos nuestra conciencia, eso lo tengo ya claro... y digo conciencia, para los inciados (y para los que no también: nunca es tarde para aprender algo nuevo, sobre todo si es imprescindible y bueno), por distinguirla de su hermana pequeña, la mente, la loca de la casa, la cabeza, que todo lo relativiza y a todo le da inútiles vueltas y vueltas: digo CONCIENCIA, por encima de nuestra mente y cabeza, la cuerda de la casa, conciencia, una y otra vez me lo repito, no soy mi mente, soy mi conciencia... y con ella por montera, a estas alturas de mi película, que va sobrada en episodios y traumas, como supongo que también la vuestra, me enfrento ahora al mundo y así lo quiero abordar, con plena conciencia...
vamos a ver
con ella
qué tal
Vicente Muñoz Álvarez