La habitación de las ahogadas III









Que todo el dolor de mis antepasados sirva para reordenar mi carne, que toda la furia apagada de las muertas guíe la hoja que debe seccionarme y transformarme en acto. 
Que no terminen nunca las Lupercales.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*