Como decíamos ayer, ni escribir ni comunicar es fácil. En otros artículos hemos tratado cuestiones como los tres elementos básicos de la escritura, la espinosa cuestión de la coherencia y las siete torpezas que debemos evitar. Hoy le toca el turno a otro asunto no menos complejo como mantener la atención del auditorio o la de nuestros lectores. Veamos los cuatro consejos en los que nos centramos hoy:
- Llamar al pan, pan y al vino vino o al gato, gato. Es decir, ser claros. No tiene sentido que demos vueltas y más vueltas, hagamos perífrasis y llenemos de subordinadas nuestro discurso. Ya lo habíamos mencionado pero es básico. Es complejo prestar atención cuando el conferenciante, jefe o quien sea no deja de hacer circunloquios. Para mí es-como-hablar-con-guiones. Los españoles somos muy dados a hilar “porques”, “aunques” y “puesto ques” ad eternum. Tu público te agradecerá si sabes ir al grano y llamar a las cosas por su nombre.
- Utilizar una anécdota o ejemplo. Para ilustrar las ideas que vamos a decir es recomendable aportar ejemplos para una mejor comprensión. Si utilizamos también alguna anécdota personal conseguiremos captar más atención por esa tendencia al cotilleo tan propia del ser humano y que, según algunos científicos, ha permitido nuestra evolución. Tampoco es necesario mentir. Si nuestra vida es muy sosa mejor usamos este recurso con moderación y, sobre todo, si te exprimiste el cerebro y la anécdota te ha funcionado no la repitas en todas tus charlas. Ya sabes que las redes son muy chivatas y lo que podía ser una buena opción se convierte en tu peor enemigo. No hay nada peor que repetirse.
- Sentido del humor. Esto va unido a lo anterior. Esa anécdota de la que hablábamos puede tener gracia o no pero, si no la tiene, serás tú el hazmerreír, un des-graciado, en otras palabras. Puede que no sepas contar anécdotas pero que el tono de tu intervención sea jocoso. Como sabes, no hay nada peor que “intentar” ser gracioso, así que si ese es tu caso, mi recomendación es ser breve y conciso o verás como crece el número de toses mientras el público sale por la puerta.
- Haz una pregunta bien hecha. Muchas veces creemos que buscamos respuestas, pero el ser humano es un poco más triste y no necesita una respuesta a una cuestión que aún no se ha formulado. Por este motivo, realizar una pregunta clave a mitad de exposición es efectivo. Podrás mostrar tu expertise al conocer qué tipos de dudas puede tener tu público y llevarlos así a tu terreno. En la conclusión aportarás soluciones posibles para no dejarlos sumidos en la desesperación. Eso sí, cuanto mayor es tu dominio del tema puede que te resulte más complejo ver dudas básicas.Te recuerdo que hablas o escribes para todo el mundo y será necesario adaptar tus palabras al contexto y al público como ya hemos dicho alguna vez.
Con estos trucos espero haberte dado unas claves que puedas utilizar en tu próxima charla, conferencia, ponencia o artículo. Hoy recomiendo una novela breve y divertidísima de Alan Bennet, Con lo puesto. Si pinchas en el enlace puedes ver mi crítica literaria al respecto.
Soy redactora, narradora y correctora de estilo entre otras cosas. Cuéntame cómo te fue en bertadelgadomelgosa@gmail.com y si quieres leer mis artículos de crítica literaria puedes acceder a mi blog, Monólogo interior, donde semanalmente encontrarás nuevas lecturas para ampliar tus horizontes, para jugar al Trivial o para mejorar tus textos. También puedes apuntarte a mi taller online de crítica literaria en Culturamas.
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