Viajé esta vez sin ningún libro,
con un hospedaje desacostumbrado por lo opulento,
reservado el día anterior,
con miles de pulsaciones en el teclado
y decenas de folios escritos por las dos caras.
Horas de gasolineras, paneles solares,
autopistas de peaje y ordenadores portátiles.
Qué sensación extrañamente cálida
de vaciar la maleta en una habitación sin fotografías.
"Si quieres te dejo dormir una siesta",
deferencia y concesión de hombre de mundo,
que ha visto muchas camas
y que en cada de una ellas
siempre hizo un excepción.
¿Cómo decirte que cada día estás mejor,
en este salto mortal sin pretensiones,
sin romanticismo, tan vero,
sabiduría,
si no eres nada mío
pero eres mucho más que eso?
Pecado de ignorancia no reiterarse
cuando no he vuelto a sentir,
mano a mano,
una relación tan entre iguales.
Pecado de ignorancia no reiterarse
cuando no he vuelto a sentir,
mano a mano,
una relación tan entre iguales.