JUAN DIEGO FUENTES CANTANTE DE DOGO
«Me gusta la vida cultural de León»
Híbridos trae al Gran Café a Dogo, Gonzalo Ordás, Raúl Ortega y Silvia Chica.
Lugar: Gran Café., Hora: 21.00. Entrada: gratuita.
Pacho Rodríguez | Diario de León
La prensa les adjudicó el apelativo de grupo de culto, ellos que sólo querían ser una banda de rocanrol. Pero a día de hoy los sevillanos Dogo y Los Mercenarios responderían a las dos condiciones, visto que pasados los años todavía se les recuerda con intensidad. Juan Diego Fuentes Dogo, cantante y líder de la banda, reside ahora en León, ciudad que ha convertido en su territorio estable. Hoy participa en Híbridos, que programa su tercera sesión en El Gran Café. Y será más un A propósito de Silvio, el rockero también sevillano que figura en lo más alto del santoral crápula y rockero de Andalucía, fallecido en 2001. Pero el Vengo buscando pelea, verdadero título de la cita (21.00 horas), también reservará un espacio para El Ángel, talentoso poeta y compositor que formó parte de Los Escaparates, y que, también desaparecido, fue gran compadre de Dogo. En formato spoken, la palabra, la música, la poesía, se aliarán para hablar de un tiempo en el que el recuerdo verdadero sustituye al homenaje.
—Dogo comparte escenario hoy en Híbridos junto a Gonzalo Ordás, Raúl Ortega y Silvia Chica, coordinadora del ciclo junto a Vicente Muñoz. ¿Es usted muy híbrido?
—Bastante. Cuando dejé el grupo frecuenté el formato spoken, que me gustaba mucho. También soy artesano. Provengo de una familia que hace forja. Y todo lo que sean artes plásticas me interesa mucho. Y también me interesa la cultura que se genera en el rocanrol como cajón de sastre tremendo. Que te lleva a un nivel musical y cultural, de lecturas, de arte en general...
—¿Y Silvio qué era?
—Hablaremos de él, pero hablaremos de Silvio a través de la visión de una época. A mí no me gustan los homenajes. Prefiero recordar. Y con Silvio compartí de todo. Nos recorrimos Andalucía tocando, compartiendo banda, teniendo muchos conciertos y un circuito prácticamente estable. Y con buenos resultados. Sólo por allí, por Andalucía, porque con Silvio era muy poco recomendable pasar de Despeñaperros...
—¿Cómo será esa visión de la época, de los años 80?
—Me interesan los vínculos. Como el que puede haber entre León y Sevilla cuando Kike Cardiaco impulsó casi un intercambio de bandas entre las dos ciudades que hizo que tocáramos juntos con grupos como Deicidas, Los Flechazos... Me interesa también hablar de Smash, el grupo sevillano. Por supuesto, hablar de la Sevilla de aquella época. Y encuentro un vínculo que me apetece mucho que es el de El Ángel. Me parece alguien que tiene poca obra pero una trascendencia tremenda, con un gran pulso poético. El Ángel sí que fue mi hermano en la vida.
—Tiempos o época muy diferente a lo que puede vivir ahora en León. ¿Qué le gusta de esta ciudad?
—De León me gustan muchas cosas. Me gusta su vida cultural. Y mucho la medida que tiene de ciudad. El pulso de una ciudad como Sevilla ya no lo aguantaba. En cambio, en León hay una gran actividad diaria de múltiples cosas. Hablas con alguien de música y lo que tiene en casa es una auténtica colección de vinilos. Si tuviera que echar en falta algo, aunque está el Musac, sería más actividad en torno a las artes plásticas. Aunque comprendo las dificultades que pueden vivir las galerías de arte.
—Y en música, ¿qué opina de los grupos de León?
—Me gustan. Los Cardiacos me parecen una banda que te mueres. Pudieron tener más proyección. Pero Kike Cardiaco me parece un tío de un gran nivel compositivo y alguien a quien respeto mucho.