EL DÍA QUE LA CAGUÉ

No quiero volver a verte nunca más”. La cabrona lo dejo escrito en un puto pos-it y luego lo pegó en la nevera, junto al imán de nuestro viaje a Berlín, con recochineo, dando por saco, como siempre. Y encima con esa letra suya de médico internista que no hay dios que la entienda a la primera. No me jodas.
Uno tiene también su corazoncito y en un ataque de rabia cogí el móvil. ¿No dicen que romper una relación por whatssap jode mucho? “Pues que te follen”, escribí.
Luego, más calmado, conseguí descifrar lo que ponía debajo del pos-it: “La estrenan el viernes, ¿vamos?”.


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