CRÓNICA DE LOS DÍAS QUE PASAN por NURIA VIUDA GARCÍA



Hoy dormiremos a pata suelta y a salvo de incomodidades: En una cama grande con sábanas de hilo recién almidonadas.
Olor a nieve en lontananza, escusas para no escuchar lo incómodo, lo molesto, lo que no interesa.
La risa de tu padre, muerto hace décadas, golpeará tus pensamientos colándose por los resquicios abiertos como hoguera que late e impresiona.
Cada palabra dicha siempre regresa, aunque la hayamos olvidado en los cajones oscuros, para eso nos sumergimos en el sueño. Soñamos para que las voces y las carcajadas de los muertos nos recuerden que se han quedado prendidas en algún lugar accesible, recuperable: Que puede ser el viento y sus silbido o el abrigo que cuelga tras la puerta del trastero, pendiente de un gancho oxidado. Herido de olvido. Invisible.
El viento... Palabras estancadas en algún lugar, muy cerca, para repetir el gesto y la manera.
Yo me reconozco en la voz de mi padre, en su risa, en su planeo, en su modo de buscarse en los espejos. En su mirada de niño boquiabierto.

Nuria Viuda García, de Crónica de los días que pasan.


Cover by Tommy Ingberg

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