De regreso a nosotros, de Ana Pérez Cañamares


Te presentí igual
que se adivina el mar:
el vértigo de un hueco
que se abre entre montañas

tú no le sumas al mundo
tú le quitas lo que sobra.

**

Me tocas como lee
un ciego el Quijote

al final de la lectura
no sabemos quién es libro
quién loco, quién lector
quién la obra maestra
de quién.

**

Varios segundos al día
por tus ojos cruza un niño

te ríes con la insolencia
de los diecisiete años

cuando te tumbas escucho
el crujir de tu esqueleto

esta tarea me impongo:
estar atenta a tus edades
para vivir lo que no me permite
la lógica ley del tiempo.

**

Nos casamos sin tener un motivo
como los que se casan por amor

para apreciar el brillo de la hierba
para intuir el mar detrás de la autopista

por regalarnos una tarde entera
y por una vez no añorar la lluvia

¿por qué te casas?, te pregunté, y dijiste
para que lo sepa todo el mundo

¿por qué me caso?, me pregunté, y lo supe
cuando los versos de Rich te hicieron llorar

también, esto lo descubrí más tarde
para usar como escudo y armadura
una foto sonriente de los dos.


[Ya lo dijo Casimiro Parker]

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*