De: Vamos a follar hasta que nos enamoremos







Me preguntas, como un niño curioso, 
que cuál es mi dolor favorito.
Y pienso: 
quizá, el mordisco en la nuca, 
o la marca de tus dedos a lo largo y ancho de este cuerpo
blanco y menudo que se deshace en quejas cuando lo habitas
con esa torpeza de la gente grande,
que no sabe coger un pajarillo sin lastimarlo un poco.
Que cuál es mi dolor, mi dolor favorito...
Y mientras aguardas a que responda,
quejumbrosa y fiel, que mi dolor favorito eres tú,
me duelo sola y me río de saberme otra vez en la trampa,
como un animal herido a merced del cazador.

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