Ahora que tengo los huesos recién pintados
-por eso de que mueren por ti
y quiero que lo hagan guapos-
he reformado las ganas de recibirte.
El colchón no para de decirme que
hagamos con su relleno de tripas corazón.
La almohada tiene complejo de brújula
y me pregunta si ya he aprendido a dormir.
¿Cómo se consigue si los sueños
siempre viran a tu orientación?
El suelo tiene los brazos abiertos
para que juegues con mis braguitas
al balón prisionero.
Parece que se ha jubilado el timbre.
Por eso de que no llamas y
hogar suena a ciencia ficción.
El felpudo de la entrada me ha pedido
un tiempo para pensar
qué coño significa "Bienvenido".
Estaba pensando en darle plaza,
del hueco que deja,
a un cartel de "se busca auxilio indefinido"
No sé si lo sabes,
pero creo que la etiqueta del jersey
me está rascando los besos de la nuca
y el frío viene y va como Pedro por su casa.
Me he pintado la boca de poderes
para ver si con esas las heridas
son menos carne de cañón
y se quedan en recámara.
En los ceniceros quedan
restos de cosquillas
que me tienen calada.
Me miran.
Susurran:
"¿A qué aspiras, chiquilla?"
Ahora que tengo las caderas
acondicionadas a tus palmas;
y en faena los escalofríos de la piel.
Tienes que volver y,
con todos mis respetos,
no esperes que me porte bien.
y quiero que lo hagan guapos-
he reformado las ganas de recibirte.
El colchón no para de decirme que
hagamos con su relleno de tripas corazón.
La almohada tiene complejo de brújula
y me pregunta si ya he aprendido a dormir.
¿Cómo se consigue si los sueños
siempre viran a tu orientación?
El suelo tiene los brazos abiertos
para que juegues con mis braguitas
al balón prisionero.
Parece que se ha jubilado el timbre.
Por eso de que no llamas y
hogar suena a ciencia ficción.
El felpudo de la entrada me ha pedido
un tiempo para pensar
qué coño significa "Bienvenido".
Estaba pensando en darle plaza,
del hueco que deja,
a un cartel de "se busca auxilio indefinido"
No sé si lo sabes,
pero creo que la etiqueta del jersey
me está rascando los besos de la nuca
y el frío viene y va como Pedro por su casa.
Me he pintado la boca de poderes
para ver si con esas las heridas
son menos carne de cañón
y se quedan en recámara.
En los ceniceros quedan
restos de cosquillas
que me tienen calada.
Me miran.
Susurran:
"¿A qué aspiras, chiquilla?"
Ahora que tengo las caderas
acondicionadas a tus palmas;
y en faena los escalofríos de la piel.
Tienes que volver y,
con todos mis respetos,
no esperes que me porte bien.