(...)
Nosotros, los sensatos, no queremos pensar en esas cosas. Los sensatos trabajamos y pagamos los impuestos. Y odiamos el trabajo y odiamos quedarnos sin trabajo. Nos tapamos con capas y capas de máscaras y al final no sabemos quiénes somos. ¿Qué dice una máscara que no dice nada? Pues todo. Sin decir nada lo puede decir todo. Ya puede venir Munch y gritarnos a la cara, ya puede venir Freud y decirnos que todo arranca con la estampida de un caballo desbocado. La muerte y la locura juegan a esconderse en nuestras máscaras, y nosotros los sensatos las queremos espantar como se espanta a una mosca.
(...)
LEER MÁS AQUÍ: