ocho y media de la tarde y noche cerrada en la tierra... y ahora ya sí, de verdad, se jodió el verano, pienso, porque apenas me había dado cuenta hasta hoy, todo intentar vender zapatos estas semanas de ruta y lo más importante, cómo se suceden los ciclos, ni lo había casi notado... la cabeza en otros puertos estos días, hacer acopio de víveres cara al invierno, y lo más importante, lo efímero de las estaciones, ni lo había casi notado... pero ahora y hoy sí que sí, al mirar el reloj y ver la hora y la noche estrellada, he sido consciente súbitamente de ello... y entonces, como un maremoto, también, de cómo se arruga la piel, cambian las metas, se agosta la carne y se desgasta el cuerpo, y cómo, pese a todo y haciendo aguas por todos los flancos, contra viento y marea, la nave va... extraño barco este, el esqueleto, que intenta obstinadamente contener nuestras vísceras, extraño mar tenebroso, el corazón, que bombea incesante sangre en las venas, y extraño mundo salvaje, la cabeza, que todo lo interpreta a su modo y manera...
días de ruta
pasan las estaciones
aunque no quiera
Vicente Muñoz Álvarez