Vicente Muñoz Álvarez fotografiado por José Pajares Iglesias
Un conversación con Vicente Muñoz Álvarez
a propósito de GAS
Alfredo Martín Gorriz / 18 septiembre
El término «todoterreno» referido a la literatura se ha convertido en un cliché. Así que cuando existe un escritor al que se le podría aplicar con todo rigor ese término por la variedad de su obra, los estilos que trabaja o los géneros en los que se mueve, habría que insistir tanto en todo como en terreno. Es el caso de Vicente Muñoz Álvarez, que tras una dilatada carrera en la que ha publicado desde novelas hasta ensayos sobre cine de culto, ha decidido escoger algunos de sus mejores poemas en la antología Gas, editada por Lupercalia. Amante de las lecturas en público y de la cercanía con los lectores, Muñoz Álvarez ha querido regalarles también por su fidelidad un buen puñado de versos inéditos, por lo que esta obra es una antología que mira al futuro o una especie de antología desantologizada. En ella están los álbumes de fotos, sí, pero también los proyectos por venir.
17 años de trayectoria poética y la misión de escoger una serie de poemas para que la reflejen y sean representativos de ella. ¿Es difícil escoger entre los propios «hijos»?
Las dos opciones que suelen plantearse al realizar una antología de este tipo es si la hace el propio autor o un antólogo. En mi caso decidí hacerla yo mismo. Me parece que en un libro de estas características el criterio decisivo es el del propio autor. Me he basado en las muchísimas lecturas públicas que he ido haciendo en estos 17 años. Me han ido orientando para saber qué poemas funcionan mejor cara al público, cuáles gustan más… pienso que no hay mejor criterio que el del propio poeta. Tampoco se trataba de publicar unas obras completas reproduciendo sin más los libros, sino de hacer una selección con los poemas que más me gustan y que a lo largo de todos estos años también se han destacado en reseñas en los medios de comunicación, por ejemplo.
Las personas evidentemente van cambiando y, en cierto sentido, no somos los mismos que hace más de década y media. ¿Cómo se percibe este fenómeno en los poemas? ¿Se reconoce uno en aquellos textos de hace lustros?
Ha sido verdaderamente curioso y por otra parte clarificador de mi propia trayectoria. Me baso en poemas de tipo biográfico y realista. He comprobado que a lo largo de los años he pasado de desarrollar anécdotas de forma extensa y narrativa a una tendencia muy evidente hacia la concisión. Los poemas van pasando a ser más breves, más concisos y menos narrativos. También cambian en el tono, con un arranque más filosófico y reflexivo que puramente anecdótico. He tenido la sensación de encontrarme con una especie de gran álbum de fotos. Arranco hace 17 años, escribiendo unas situaciones con una estética concreta y vas viendo cómo con el paso del tiempo, secuencia a secuencia, poema a poema, se compone un mosaico global donde se ven los cambios, cómo va envejeciendo uno… y cómo la propia poesía va ganando, creo yo, en profundidad.
En esta antología ha querido sin embargo incluir material inédito.
Hay bastante material inédito. No quería dar a la imprenta una selección donde todos los poemas estuviesen ya publicados. Así que reuní otra selección de dos poemarios que no están publicados, escritos en los dos últimos años, tras el último, Días de Ruta. Son unos sesenta poemas. O sea, que una cuarta parte del libro son poemas nuevos. Me apetecía cerrar con algo actual para ofrecérselo a los lectores.
¿Por qué GAS?
Es un título que corresponde a un fragmento de prosa que es la coda de este libro, el cierre precisamente tras el bloque de poemas inéditos. Son unas ocho líneas que se titulan GAS. Me parece una metáfora perfecta del paso del tiempo. Nuestras vidas son efímeras, son gaseosas, y ese título condensa bien su esencia volátil. 17 años de poesía pasan como un guiño y se evaporan como las propias nubes. E independientemente del sentido metafórico es un título corto e impactante.
Anteriormente comentabas que recababas cierta información de las lecturas públicas. ¿Cómo se enfrenta a ellas? Se trata de una actividad ya muy distinta de la escritura en solitario, con gente delante y cierta teatralidad. A su vez las palabras suelen funcionar de diferente manera en el papel y de forma oral.
Soy un poeta muy activo a ese nivel. He dado muchísimas, muchísimas lecturas en toda España. Me gusta mucho leer en público, no me impone nada. Además, sales de tu entorno de soledad absoluta para encontrarte con el lugar al que al final van los poemas: el público. Y te das cuenta cuando lees en público que algunos poemas, quizá no los más brillantes que tienes, funcionan mejor que otros al ser leídos. Por ejemplo me gustan más los poemas breves, que se leen en uno o dos minutos, y que tienen un final llamativo. Hacen que quien escucha se disperse menos y dejan un poso de reflexión. No es lo mismo leer un libro y escuchar cómo se recita ese mismo libro.
Hay algo que me llama la atención en el mundo poético a raíz justo de este tipo de lecturas. Se venden muy pocos libros. Sin embargo, las librerías de todo el país organizan constantemente presentaciones de libros de poesía, es decir, que se editan bastantes, y también muchísimos recitales o conciertos de carácter poético. En la propia agenda de Librerantes el 50% de los actos organizados por las librerías, dicho a bote pronto, están relacionados de una u otra forma con la poesía. Es una paradoja difícil de explicar.
Mira, yo también soy narrador, escribo ensayo, relatos… pues un 80% de las intervenciones en las que participo son de poesía. Pienso que la poesía tiene muy pocos lectores, es cierto, muchos menos que la prosa, pero también son lectores más fieles, quizá no en el sentido de comprar los libros, pero sí en el de acudir a recitales. Es un público reducido pero muy interesado. Al margen de eso, una lectura de poemas suele ser más interesante y llamativa que otro tipo de lecturas, como fragmentos de una novela, algo más inconexo y aburrido. Además, la poesía permite que se aporten elementos muy atractivos en la puesta en escena.
Eres escritor de poesía, de ensayo, de novela y de cuentos. ¿Te puedes quedar con algún género en concreto?
Me siento a gusto en todos. Además, mi obra se distribuye muy equilibradamente entre esos cuatro géneros. Quizá el que menos desarrollo es el de la novela, ya que creo soy un escritor de aliento corto. Incluso las novelas que he escrito son novelas fragmentadas, no la típica novela lineal con planteamiento, nudo y desenlace. Hay además cierta mezcla en mis obras. Días de ruta se supone que es un poemario, pero hay reflexiones en prosa. Mi novela Regresiones cuenta con prosa poética… creo que soy bastante todoterreno.