Una de las películas más desasosegantes de David Cronenberg (y hablando de este director, no es decir poco), Cromosoma 3 (The brood, 1979) es un descenso sin paracaídas al infierno que llevamos por dentro, y una forma diferente y espeluznante de entender el cine de horror.
Con las fantásticas interpretaciones de Oliver Reed y Samantha Eggar, que bordan sus respectivos papeles, un ritmo que va in crescendo y un guión (del propio Cronenberg) delirante y aterrador, Cromosoma 3 nos sumerge de lleno en ese universo de la nueva carne y el terror genético tan querido por el director, que ya en sus dos primeras películas, Vinieron de dentro de... y Rabia, había comenzado a perfilar y llevaría hasta las últimas consecuencias en las siguientes, Videodrome, Inseparables, La mosca, eXistenZ, etc.
El enemigo somos nosotros y el horror está dentro, en nuestro cuerpo y en nuestras cabezas, es lo que Cronenberg nos viene a decir en este y los demás largometrajes citados, y la manera que tuvo de plasmarlo sigue aún hoy helándonos la sangre en las venas.
El último fragmento y desenlace del filme, para quitarse el sombrero, Cine de Terror con mayúsculas.
Vicente Muñoz Álvarez
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