Le compramos el pelo, señora

Mi abuela era una mujer arisca. Para bromear también se ponía seria. Su risa, para dentro, producía el extraño efecto de las personas que caminan hacia atrás. Si estabas un rato a su lado en silencio, como si no estuvieses, llegabas... Leer más ›

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*