DULCE LOCURA 2016-06-28 20:28:00


Amo el mar. Pero me gusta verlo como vería a un pitbull: rigurosamente atado. Yo, en mi orilla, y él que llegue a mí solo hasta donde le permita la correa, que me lama los pies. Ni siquiera me interesa ser una domadora de sus olas,  una exploradora de sus entrañas, el mar sabrá lo que tiene adentro, y no seré yo quien averigue nada. Tampoco me seducen las largas travesías en su lomo. Ese complejo de pulga o de garrapata me lo quité  ante el peligro de alguna sacudida violenta (todos sabemos lo malcriado que se pone el mar cuando quiere).

Pero sí me gustan su oscuridad alunada, su brioso pelaje azul. Sospechar bajo las estrellas, que él y yo compartimos, como una pareja de viejos amantes, el miedo y la soledad.

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