De todos los licántropos que ha habido en la historia del cine, Benito Freire en El bosque del lobo (1970), de Pedro Olea, posiblemente sea uno de los más atípicos y, por su credibilidad y cercanía, inquietantes.
La película está inspirada en un personaje real, Manuel Blanco Romasanta, el llamado lobishome de Allariz, un psicópata gallego que, creyéndose víctima de un aojamiento que lo convertía en licántropo las noches de luna llena, asesinó a mediados del siglo XIX a varias mujeres y niños.
José Luis López Vázquez, inmenso y en las antípodas de sus habituales roles cómicos y humorísticos de la época, da vida en El bosque del lobo al buhonero Benito Freire (Romasanta en la vida real), y nos regala una de las interpretaciones más estremecedoras del cine español de aquel tiempo.
Si por algo destaca esta película, además de por el papelón memorable de López Vázquez (que ya de por sí la justifica), es por la magnífica recreación de la Galicia profunda del siglo XIX, caciquil y supersticiosa, sórdida y mágica, húmeda y sangrienta a la vez, y por el tono sobrio y contenido, casi documental, con que aborda los hechos, que confiere al film un aura de crónica negra muy sugerente y realista.
Una rara avis del cine de licántropos, sin duda, que por nada del mundo deberíais perderos.
Vicente Muñoz Álvarez
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