The Witch – La Bruja (2016, Robert Eggers). Los miedos puritanos.

For what?. For the  Kingdom of God.
Para que luego digan que los hipsters no saben hacer Cine. Resulta que The Witch (La Bruja), una película de Robert Eggers, es un peliculón como la copa de un pino.

Un poquito de Historia by Mr. Lombreeze. Como ya dijimos aquí, Enrique VIII se inventó una nueva religión para poder tirarse a quien le diera la gana sin que el Papa de Roma le tocara las narices. Nacía así, con tan noble propósito, la Iglesia de Inglaterra, que ha sobrevivido hasta nuestros días lo mismo que el Catolicismo. Un horror (bueno, dos horrores). Pero por si los ingleses tenían pocos delirios religiosos donde elegir, surgieron otras variantes más fanáticas como, por ejemplo, el calvinismo. Los calvinistas eran anticatólicos, como buenos Reformistas, pero tampoco estaban del todo contentos con la nueva Iglesia de Inglaterra que les parecía demasiado mundana. A estos ingleses chalados les llamaron despectivamente “Puritanos” y cuando llegaron al punto de convertirse en un auténtico dolor de cabeza para la monarquía inglesa, les “invitaron” a que se fueran a tomar por Nuevo Mundo para que allí, bien lejos, materializaran su majadería de sociedad que se basaba, principalmente, en lo que decían las Sagradas Escrituras. Y esos fueron los famosos Pioneros que desembarcaron en la zona de la actual Boston a comienzos del siglo XVII dando lugar  a todas esas tradiciones yanquis que vemos en las películas de Jolibú.

La realidad es que los Puritanos angloamericanos vivían permanentemente acojonados por los indios, que los rodeaban por todas partes. Eso en el terreno carnal. En el espiritual la cosa no mejoraba porque también vivían permanentemente acojonados por el Diablo. Los indios, el hambre y el Diablo resultaron ser letales para estas comunidades pre Ilustradas. La amenaza del Diablo (que no existe, a diferencia de los indios y el hambre que sí existen) venía bajo la forma del cóctel conformado por los miedos puritanos, las fantasías adolescentes, el machismo, la represión sexual, las supersticiones caribeñas de los esclavos negros y etc, etc, que condujo a toda la zona de Nueva Inglaterra a vivir en un estado de histeria colectiva durante casi un lustro con episodios tan célebres como los Juicios de Salem, donde se acusaba a la gente de “brujería”, que era oficio de mujeres. Toma ya.


Bueno, pues aquí arranca The Witch, en la Nueva Inglaterra (América) de 1630, cuando una familia de ultra puritanos es expulsada de una de las colonias, lo mismo que los Puritanos habían sido expulsados, una década antes, de Inglaterra y por la misma razón: su radicalismo religioso. El caso que es que este matrimonio de fanáticos y sus cinco hijos encuentran un lugar perfecto para establecerse en una granja que terminan levantando al lado de un lúgubre y espeso bosque. Un día, el más pequeño de la familia, el bebé, desaparece. ¿Un lobo se lo ha llevado al bosque?...

The Witch: A New-England Folktale es un Cuento de Terror para Adultos. Con estas tres palabras está todo dicho en lo que esta película se refiere: Cuento, Terror y Adultos. Está filmada en tono realista (muy poquito gore), con una hermosa fotografía, una realización clásica, un estupendo diseño de producción, una gran bso y unos actores entregados a esta terrorífica causa perpetrada por el debutante Robert Eggers (con look hipster, como decía al principio) que ha materializado en su opera prima toda la fascinación que el mundo brujeril ejerció sobre su infancia. 

Pero, ¿saben ustedes que es lo más terrorífico de The Witch?. Pues que muchas de las frases de los diálogos que van a escuchar en este, insisto, cuento de terror para adultos, son transcripciones de otras que fueron pronunciadas por seres humanos reales allá por el siglo XVII. Escalofriante. 


No se pierdan The Witch. Es muy buena.

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