Con una deslumbrante estética pop (muy al estilo de Blow Up, de Antonioni), una delirante banda sonora (del maestro Ennio Morricone) y una fantástica fotografía, Un lugar tranquilo en el campo (Un tranquillo posto di campagna,1969), del italiano Elio Petri, es un desconcertante laberinto de espejos y pistas confusas donde (también como en Blow Up) nada es lo que parece y todo, realidad y ficción, depende en última instancia de la interpretación del espectador.
Narrada dese el punto de vista de la subjetividad y progresiva demencia del protagonista, Franco Nero (muy alejado de sus roles habituales en westerns y poliziescos), un cotizado pintor en plena crisis creativa y existencial, la película de Petri, a caballo entre el cine intelectual y el trhiller psicológico, es un descenso vertiginoso a los abismos de la locura, cómo se origina y cronifica, y las secuelas y consecuencias que de ella se derivan.
Una muy atípica y poética historia de fantasmas y aparecidos, que por la ambigüedad de la trama y las diferentes interpretaciones que encierra, recuerda a la obra maestra de Jack Clayton, The innocents (y por supuesto al libro en que esta se inspira, Otra vuelta de tuerca, de Henry James), además de a la ya citada Blow Up (con la que comparte ideario y protagonista: la estilizada Vanessa Redgrave), y que sin duda merece la pena desempolvar.
Vicente Muñoz Álvarez
Un lugar tranquilo en el campo in You Tube: