Para los cinéfilos empanados -como yo- es una suerte contar con alguien como Vicente, que te sugiera y encauce cuando decides emplear el tiempo de asueto frente a una pantalla. Sus recomendaciones no las vas a encontrar en la sección de cine de los periódicos ni en el telepelículas de turno, si acaso, alguna vez que otra, en su blog. Muchas de las películas que nos invita a videar no aparecen en los grandes medios, o cuando lo hacen no es sino para ser ridiculizadas o despreciadas. Pero no importa, como digo, tenemos a Vic, que las reseña por puro placer y aborda sus singularidades de manera amena, sin servidumbres ni imposiciones de ningún tipo y te las presenta sin impurezas, en microtextos, para que, si es posible, te lleguen a ti de la misma manera que le llegaron a él y las experimentes sin otra adulteración que la que pueda conllevar una obra única, rara, diferente. Hace unos pocos años nos presentó un buen manojo de ellas en el libro Cult Movies –Películas para llevarse al infierno- (Eutelequia, 2011). Ahora, en una nueva cosecha, viene con otro buen puñado más, esta vez pasan de las 100, en un volumen al que ha llamado Cult Movies –Películas para la penumbra- que publica la editorial Excodra. Mañana jueves se presenta en León y seguro que será una fiesta. Quería desearle toda la suerte del mundo, porque se la merece y además tengo que agradecerle que siga siendo así, tan inalienable, en todos los proyectos en los que se embarca. Chapó, bro.
Gsús Bonilla