QUÉ ME ESPERA EN LA DIRECCIÓN QUE NO TOMO



decía mi maestro Kerouac, y por Tutatis que suscribo su pregunta: qué me espera en la dirección que no tomo... porque he cerrado y abierto a estas alturas ya tantas puertas que no sé muy bien cómo interpretar ahora esa frase, que durante tanto tiempo fue mi consigna... no ya en la que tomo, que de por sí admite de hecho innumerables variantes, sino en la que no tomo, esas puertas tentadoras que por el azar o las sincronicidades cerré o nunca pude o supe abrir... como una losa de cemento armado, esa frase y todo lo que implica pende sobre mí y da vueltas y vueltas como una noria dentro de mi cabeza... los caminos que dejamos atrás, las puertas que cerramos o no abrimos y a dónde nos llevaron las otras, las que sí abrimos pero luego se cerraron también, y así una y otra y otra vez... quién sino el viejo Kerouac, canadiense errante y eterna alma gemela y en pena, podría haber hecho esa pregunta tan sencilla y complicada a la vez, como la de la esfinge, tan inocente y compleja a la vez: qué me espera en la dirección que no tomo... 

seguiremos informando


Vicente Muñoz Álvarez

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