cada vez lo tengo más y más claro, siempre lo he tenido claro pero ahora es ya una certeza y convicción, todo viene de la sangre y la infancia, de los genes y de la niñez... lo primero, la sangre y los genes, por supuesto, mirad si no a vuestros padres y en ellos os veréis reflejados, eso no puede ni debe cambiar, pero lo segundo, las impresiones, sensaciones, recuerdos, vivencias, alegrías y traumas de la infancia, que dependen, sin duda alguna, de la niñez que hayamos tenido y condicionan inexorablemente el resto de nuestra vida adulta... lo que viviste y cómo lo viviste, lo que te marcó y formó y traumatizó, lo que te impresionó y arrebató, lo que te hizo crecer, va estar grabado a fuego siempre en tu subconsciente, de manera más o menos perceptible, a veces incluso subliminal, pero grabado como un estigma en tu subconsciente... que le pregunten si no a Proust qué era su magdalena del desayuno y a dónde le teletrasportaba o a De Quincey por qué escribió sus Confesiones de un inglés comedor de opio o a Genet por sus hurtos y diarios o a Thomas Bernhard por su desarraigo o a Céline por el origen de su delirante Muerte a crédito o al bueno de Lovecraft de dónde vienen sus fantasmas... o que pregunten al psicópata por sus fobias y obsesiones y al niño que fue feliz por su arcadia perdida, y a buen seguro que unos y otros nos darán las claves... es algo que tengo cada vez más claro, sí, cómo nos condiciona la infancia y hacia dónde dirige luego nuestros pasos, de qué modo influye en nuestro viaje y hasta qué punto determina, para lo bueno y lo malo, el resto de nuestras vidas...
padres
y madres del mundo
no lo olvidéis
Vicente Muñoz Álvarez