eso me pregunto una y otra vez, cada mañana, cuando me siento frente a la pantalla en blanco del mi ordenador a escribir, don o maldición, la misma pregunta una y otra vez... porque efectivamente, pienso, escribir es y conlleva ineludiblemente ambas cosas, sin duda, privilegio y condena, fuga y prisión, celda y evasión, blanco y negro y agua y fuego, arte y desastre a la vez... don porque permite vivir otras vidas y bucear hasta lo más profundo de ti, porque te ayuda a entenderte y, al hacerlo, comprender a los demás, porque sana y redime, cura y exorciza, colma y transporta, arrebata y fascina, llena e ilumina, y porque de algún modo te acerca a Dios (sea cual sea o lo que sea ese Dios)... pero también, y en la misma proporción y medida, maldición, porque frustra y enloquece, engancha y domina, marca y obsesiona, atrapa y condiciona, ahoga y esclaviza, vacía y oprime, rapta y exprime, desangra y agota... don y maldición, me digo, las dos caras de la misma moneda...
Vicente Muñoz Álvarez