entre peces como envoltorios de caramelo,
en la postura en que duermen los bebés en la cuna, como jugando
a buscar bajo la almohada algún juguete imaginario,
el mar ha vuelto a dejar, sobre la arena,
varios muñecos de trapo, cientos
de trapos con forma de muñeco en lo que va de año,
deshechos de algún mercado de oriente
que se balancean arropados por el agua
como si fueran a despertar de un momento a otro,
a desperezarse bajo el sol mirando al cielo,
a pedir la merienda
mientras buscan el cubo de soñar castillos.
En la televisión,
a la hora en que los niños toman el postre,
la muerte ha puesto nombre a los ahogados.
Toño Benavides