Uno de las exponentes más significativos de la grandeza del compositor francés Maurice Ravel fue su simpatía hacia España. Dos de sus obras más célebres destilan aroma hispano: su Pavana para una infanta difunta y el universalmente conocido Bolero (inspirado por la suite para piano Iberia de Isaac Albéniz). Amén de otras menos populares como la Alborada del gracioso o su ópera La Hora Española.
Y eso no es todo. Una composición más del genio impresionista francés posee un título (e influencia) incluso más explícito:
la Rapsodia española.
Ravel es, para el que esto escribe, el compositor más elegante de la Historia de la Música (sea lo que sea lo que signifique eso en mi cocorota). Prodigioso orquestador, gran pianista y maestro en todos los géneros clásicos que cultivó (y que no fueron pocos), Ravel es, sin duda, un músico imprescindible del que vamos a escuchar ahora, para asombro de propios y extraños, el 4º y más agitado pasaje, Feria, de su suite de danzas Rapsodia española. Castañuelas incluidas. Atentos al final.