Manuel Vilas: El hundimiento.
Visor Libros. Colección Visor de Poesía.
«Que qué tal me ha ido. / Eso se te ocurre preguntarme. / No me ves: soy el hundimiento».
«Yo amé y amo este país, pero es maligno. / Hay algo en él que acaba destruyendo a la inteligencia».
Parto de un niño que ya no pide que le lean cuentos. Solo pide que lean con él, en su cuarto. Él se tumba en la cama; yo me enanizo sobre un taburete de plástico. Esa tarde él lee chistes (y ríe, con su risa infantil); yo reabro El hundimiento.
No es real la felicidad de la infancia, lo sé —o tal vez sí lo es—, pero en todo caso, esos primeros años son lo más alejado del declive físico-mental y del envejecimiento. «Por qué no lees, mamá, qué haces». Le muestro el Perro semihundido, el perro deGoyado. «Hago lo de siempre: leo mientras pienso, pienso mientras leo».
Nací grande, nunca fui niña. Por la noche, me agarro a una tabla:
LUCES LUMINOSAS
Viviréis por siempre, amores míos.
Porque el tiempo no existe
el ahora mata
el vacío acecha y el polvo
sepulta mis cejas
en el pliegue cósmico y unívoco
de lo que sois y lo que fuisteis: luces luminosas.
* Para Henk, para Hugo y para Yelko.