Entrevistamos a Anna Genovés autora de Las cicatrices mudas
Por Olga Navarro
Estoy muy agradecida al diario El cotidiano, en especial a Olga Navarro y a Javier Vázquez, por haberme dado la oportunidad de hablar de Las cicatrices mudas, mi última novela.
Estas son algunas de las preguntas que me han hecho en una entrevista íntima que me ha salido del corazón…
¿Dentro de que generación te incluirías, Anna?
En realidad no me gustan este tipo de etiquetas porque creo que son ficticias. Me crié en un barrio obrero en el que todos éramos iguales. Traslado la misma sensación a la escritura. Pese a ser una escribidora de última fila o aunque me lean dos gatos, siempre pongo alma y corazón, en todo lo que escribo.
¿Cuáles son tus iconos literarios?
Haría dos listados; uno para poesía y otro para narrativa. No puedo vivir sin Leopoldo Mª Panero, Alejandra Pizarnik, Charles de Baudelaire y Emily Dickinson. Si hablamos de narrativa, mencionaría a Nelson Algren, Truman Capote, Charles Bukowski, William Burroughs, Robert Louis Stevenson, Gustave Flaubert… La lista es interminable. Digamos que todos, por dispares que sean sus obras, me aportan algo de lo que no puedo prescindir. (Risas…). Pero, Elmore Leonard se ha convertido en mi maestro.
¿Cuál es tu relación con Elmore…? Quiero decir, ¿por qué lo llamas maestro…?
Tengo una disgrafía acusada y sus diálogos me están enseñando a puntuar lo que nunca he aprendido con la asignatura de la Lengua Española. Jajajaaa… ¡Parece mentira! ¡Menudos soponcios me llevé en la escuela! Siempre sacaba buenas notas en todo, menos en esta asignatura.
¿Sería muy duro, verdad?
Lo fue en su momento. Ahora, estoy acostumbrada. Pese a ello, en muchas ocasiones, dudo si el adjetivo va delante o detrás… o del signo de puntuación que corresponde… o del tiempo verbal que debo utilizar. Al final, puede la lógica: o sea, leer alguna ‘chuleta’ de la nueva gramática o algún párrafo de un libro bien traducido.
¿Crees que un escritor debe leer para seguir escribiendo?
Sigue descubriendo mis secretos en el diario El cotidiano.
ANNA GENOVÉS
Las cicatrices mudas
Copyright © 2015 Anna Genovés
Todos los derechos reservados a su autora
Autora: Anna Genovés
Título: Las cicatrices mudas
Serie: Thriller neo-noir (volumen 2)
Propiedad Intelectual
V ― 489 ― 14
ISBN-10: 1517129850
ISBN-13: 978-1517129859
ASIN: B014OGOI3K
Dedicado a Jon Alonso,
amigo, compañero y esposo
«La guerra es la mejor escuela del cirujano».
Hipócrates
Sobre los personajes
Vera Carmona, la Espía, es una agente del CNI en la reserva que ha trabajado como infiltrada en diversas misiones internacionales. En la última, llamada Operación Tatuador u OT, actuó con diversos cuerpos de la ley para desmantelar una red de tráfico de drogas y pornografía en la que estaba implicado el comisario del CNP, Antonio Velasco. Días antes de comenzar la última fase, es víctima de un atentado en el que, tanto ella como su hija, sufren lesiones graves; la vida de ambas corre peligro. Por este motivo, cambian de identidad y viven en el anonimato. Públicamente, han fallecido.
Juan Utrera es un ex agente de asuntos internos, cooperante del CNI con un futuro prometedor. Misión: atrapar a los policías corruptos. Tras la supuesta muerte de Vera Carmona, compañera y amante, es reubicado en la comisaría de Sevilla-Centro como oficial de la sección de Homicidios y Desaparecidos. Cercano a la cincuentena, es un inspector que ha cambiado su ojo de lince por una silla con ruedas giratorias tras el escritorio. Tiene buena mano para descubrir a rateros de poca monta y habla de tú a tú con todo tipo de traficantes.
Carlota Vera Mojón Carmona, hija de La Espía y Manuel Mojón, es una muchacha osada, resignada e inteligente, educada por su abuela al margen de la ocupación materna. Al descubrir la verdad, tras el atentado en el que estuvo a punto de morir, comienza una nueva vida. Con su nueva documentación accede al CNI y suplanta el rol de La Espía. En una de sus primeras misiones, se infiltra en la última fase de la OT en Qatar con el nombre de Tania Pérez. Finalizado el trabajo, le quedan unas semanas para regresar a España.
Antonio Velasco es un personaje oscuro y violento. Chico de los recados de mafiosos y delincuentes. Ahijado de un capo sevillano de los 60 que lo introdujo en el CNP para su beneficio. A falta de descendencia, ocupó su lugar después de su muerte. En la década siguiente, amplió el círculo delictivo hasta Asia. Veinte años después, se convirtió en el comisario más corrupto y poderoso de España. La Espía descubrió el entramado ilegal de sus negocios; razón por la que intentó asesinarla en el atentado que cambió su vida para siempre. Actualmente, en paradero desconocido.
1
Tania Pérez está mirando la excelsa panorámica de Doha desde el ático de la suite privé del Doha Marriott Hotel. Las cortinas están recogidas y una luna mayestática ilumina el golfo Pérsico; los yates del puerto deportivo, los rascacielos iluminados, y, en el fondo lejano e invisible donde solo su imaginación reside, la antigua Persia. Desde el sur de Irán, traza una línea imaginaria y recta que atraviesa Pakistán e India hasta llegar a China. Con los pensamientos centrados en el lejano Oriente, se enciende un Virginia Slims, y se recuesta sobre el confortable diván de brocado grana. Un folio de tonalidad cáscara de huevo con el encabezado del hotel, junto a una estilográfica Marte de Omas, reposan sobre sus piernas. Las volutas de humo se convierten en pequeños círculos que ascienden hasta el techo. Cuando acaba el pitillo, coge la pluma y comienza a escribir una carta:
Madre:
Espero que estés bien, aunque desconozco por qué te lo pregunto, siempre me contestas: «Mejor que nunca, hija.» Nunca me lo creo, claro. Bueno, tú misma. Estoy entrado en una fase vital; ciertamente, he decidió retirarme. El CNI me ha propuesto que sea instructora de los nuevos cachorros, pero necesito un cambio radical... En unas semanas, regresaré a España. La última fase de la misión que tú comenzaste en Sevilla, está a punto de finalizar en Qatar. Estoy segura que la península arábiga es solo una pieza del gran puzle que mueve el tráfico ilegal desde el Pacífico al Mediterráneo. Y desde nuestro país, al resto del mundo. La Operación Tatuador seguirá en China bajo el nombre de Operación Dragón u OD, ya sabes que siempre utilizamos acrónimos para mencionarlas. Pero yo no estaré implicada. Enviarán a otro agente al verdadero centro neurálgico: Shanghái. Desde esa monstruosa ciudad, se manejan todos los hilos.
Por otro lado, ya sabrás que me he separado. Mi ex marido es solo un vividor adicto a la cocaína, el alcohol y, cómo no, a las jovencitas; ambas sabíamos que era un matrimonio de convencía ex profeso para vigilar Qatar de cerca. Sea como fuere, he vivido a cuerpo de reina en un país sexista y ultra religioso, que únicamente mira a Occidente para su conveniencia: somos los idiotas que les proporcionamos algo más del 10% del producto interior bruto en turismo. Además, los cataríes son depravados y pretensiosos: los amos del petróleo; no los aguanto. No hace falta que me preguntes si he visto algún miembro yihadista entre los círculos aristocráticos en los que me he movido. La respuesta es rotunda: no.
De repente, suena el móvil de Tania. Al mirar el número, tuerce el morro: responde al nombre de Lucía Bvlgari, pero en realidad, es el CNI. Minutos después, recoge sus enseres y se marcha de la suite. Guarda la carta sin acabar en un compartimento especial donde está la copia del diario de su madre, y otras notas: todas destinadas a su progenitora. Mensajes comprometidos que una agente secreto nunca debería redactar. Ella lo ha hecho, pero nunca las ha enviado.
2
Muelle del paseo Marqués de Contadero. Río Guadalquivir, Sevilla. El cielo índigo realza la belleza del astro nocturno; la humedad roza el setenta por ciento y los 31 ºC de temperatura no dejan descansar a nadie. Las señoras mueven los abanicos al ritmo frenético de sus agotadas muñecas; los señores están sudorosos como lechones a punto de llegar al matadero. Son las once y media de la noche. El crucero turístico nocturno, con un grupo numeroso de ingleses, emprende el regreso al embarcadero. De repente, una mujer grita desde proa.
―A body! A body! ―vocea señalando un punto indeterminado de las aguas.
Tres horas más tarde, se levanta el cadáver de una mujer.
En el Instituto Anatómico Forense, una camilla trasporta los restos hasta la sala de autopsias. El doctor comienza a trabajar minuciosamente, anotando todas las prendas que lleva. Después, la desviste con inusitado mimo. Cuando llega el inspector Juan Utrera, asignado al caso, los restos yacen impolutos sobre la mesa de disecciones. El patólogo forense comienza su vía crucis bajo los atentos ojos del inspector. Grabadora en marcha.
―Mujer de unos cuarenta y cinco años. Caucásica. Uno setenta. Pupilas dilatadas. No presenta traumatismos recientes. Por su rigor mortis, estimo que falleció hace unas seis horas; sobre las nueve de la noche. En apariencia, se trata de una muerte por ahogamiento. Aunque puedo adelantarle, Utrera, que bebió de lo lindo antes de morir...
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Anna Genovés es diplomada en Magisterio, licenciada en Historia Antigua y en Arqueología-Prehistoria por la Universidad de Valencia. Desarrolló gran parte de su trayectoria profesional trabajando como profesora de Sociales y monitora de Gimnasia Rítmica y Deportes, en diferentes IES de la Comunidad Valenciana. Así mismo, trabajó en RTVV. Mientras cursaba los estudios universitarios, trabajó como encargada de moda. Escribe desde la infancia, tiene publicadas en Amazon (formato e-book y papel) las novelas Tinta amarga, Las cicatrices mudas y El Legado de la Rosa Negra. Amén del libro de relatos, La caja pública |relatos. Asimismo, ha trabajado en distintas publicaciones editoriales (Aldea poética VI, Bovary 21, Cachitos de amor II…), y colabora o ha colaborado en diversas plataformas digitales: Diario El Cotidiano, Canal Literatura, Revista Dos disparos, Blog El arte de la costura, Portal erótico Pasionis… En 2011, fue finalista del Certamen Literario Clave de microrrelatos, y dos de sus poemas fueron seleccionados para publicarse en 2013.
Las cicatrices mudas, es la segunda novela de la serie thriller neo-noir de la autora. Tinta amarga es la primera obra literaria de esta colección.
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