El hueco de la mano es el fruto de los viajes que hicieron la cantante PJ Harvey y el fotógrafo Seamus Murphy a Kosovo, Afganistán y Washington. La mirada de Harvey transforma cuanto ve en poemas que parecen canciones, unos pocos poemas que capturan la esencia de la tierra, de los pobres y de las circunstancias mal dadas. Los ojos de Murphy convierten paisajes de ruina, de desolación y de actividades cotidianas en imágenes dignas de ser expuestas en un museo. Ambos consiguen que, de escenarios donde imperan lo degradado y la falta de esperanza, surja cierta belleza. El resultado es un libro en el que las fotografías van por un lado y los versos por otro: es decir, aunque se complementan, no se explican entre ellos… un determinado poema no explica ni cuenta una imagen (ella se fija en unos aspectos, él en otros, aunque a veces coincidan), como a menudo ocurre en otros libros similares.
Antaño estuve un poco obsesionado con la música de PJ Harvey, aunque últimamente no la escucho. En cambio no conocía a Seamus Murphy, que me parece un fotógrafo prodigioso. Si el contenido es bellísimo e intenso, el continente es un lujo, como siempre en los libros de Sexto Piso: la reproducción de las fotos se ajusta al original (si la imagen era en color, se mantiene en color) y no hay que mirarlas con lupa; los poemas están en versión bilingüe y no contienen ni una errata. Cuando los editores hacen las cosas bien, el lector sabe que tiene entre manos una pieza para coleccionar.
Incluyo un poema de cada parte (Kosovo, Afganistán, Washington) y algunas imágenes extraídas del perfil de Facebook de la editorial:
En un camino de tierra
subimos la montaña
apagamos el motor
trepamos una barricada
y caminamos hacia la aldea
entre miles de ciruelas caídas
la pulpa, morada, negra
se abre paso a través de las pieles abiertas
oscureciendo el camino.
**
La mano
La gente pasa delante de la mano.
Hay sonidos de bocinas y música.
La gente pasa delante de la mano que pide.
Tres niños con capuchas cruzan los brazos
y se apartan de la mano,
la mano que pide bajo la lluvia.
Una mujer de azul no mirará
la mano que pide,
que se estira bajo la lluvia.
La gente va y viene, mirando sus teléfonos.
Nadie toma la mano
que se estira, que brilla bajo la lluvia.
En el hueco de la mano
hay un cuadrado doblado
de papel,
pero nadie mira dos veces el papel blanco
que reluce en la mano que pide,
que se estira y brilla bajo la lluvia.
**
3 a. m. Washington D. C.
Caminas hasta el puente sobre la autopista 395
hasta que los encuentras
de pie cerca del comedor popular bajo el calor de mayo
y los miras, porque esta noche puedes
y les preguntas ¿De dónde son?
y ¿Por qué esperan aquí, junto al tráfico estruendoso?
mientras el círculo de hombres y mujeres
todos de piel oscura
te dejan entrar y te paras con ellos
y hueles a fuego y turba
mientras la falsa arquitectura griega
vuelve a hundirse en el pantanal
y las cigarras cantan
mientras cedros reemplazan el centro comercial
y el musgo español, la acera
y todo lo que queda del Capitolio
es roca cuarcita
de tres millones de años.
[Sexto Piso. Traducción de Pedro Carmona]