LA CITA DE HOY:
Mi problema es exactamente el contrario. No frecuento mucho el mundo exterior, la vida real, y paso la mayor parte del tiempo en mi propio universo interior, del que estoy cansado, precisamente, o del que me siento prisionero. Sólo sueño con huir de esta cárcel, pero no lo consigo, ¿y por qué? Porque tengo miedo de huir de ella y también, y es lo más desagradable de admitir, porque en el fondo me gusta.
(...)
Me he levantado, he abierto la puerta de la cárcel –descubriendo de pasada que nunca estuvo cerrada– y ahora deambulo por las calles. Caminando así, con paso vivo y ligero, me digo que tengo que resarcirme de toda una vida postrado como un paralítico. Andar, andar derecho hacia delante, sin parar, sin descansar, y sobre todo sin volver atrás. Esa será la regla de mi nueva vida: andar hacia donde me lleven los pies, sin retorno ni pesar.
(Emmanuel Carrère, una novela rusa).