La obra de Giovanni Collazos (Perú, 1977) es un intento de mover, de lijar y de ensanchar esa vieja maquinaria que es el lenguaje. En sus versos, la posibilidad de sacudir nuestros mapas sonoros, de estallar nuestra costumbre de sonidos.
La poesía mata de hambre
La poesía mata de hambre dice mi padre
la poesía es un pan duro que te adelgaza incurable a la sobriedad
un catre que te vacía el aliento dejando un arrebol ceniza en tu oscuro pelambre.
Ya tengo hambre le digo
un hambre de hacha y de destierro un apetito de puñete y de barrotes
con la indumentaria clara de la humareda.
Abrázame y no me tuerzas los pómulos
mi chompa no está podrida mi cabeza no está enyesada
dame la estera de la noche y mira cómo sangro con cada letra
mira cómo la palabra me hace fibra
y zafio el ruido de los desbocados que azulan el río.
Me desmenuzo pero no me gaseo
soy la rama chueca que se expone al otoño
mi anatomía no es yerma como tu afecto
ya aprendí a vivir torcido con mi boquera ayunando
en las puertas del despojo
con mi repugnante camino de versos que me llevan al estupor de un caballo.
La poesía me mata y me prolonga
me arroja al mar me guarda silencio
es mi semen que ahuyenta la derrota del hombre
y se apodera del murmullo de la sed
la poesía es hambre
entiéndelo
ya estoy condenado padre.
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