Tu mano es mi ombligo
Por: Ana Rodríguez Me gustan los encuentros insensatos recordando el sabor de aquellos meses, cuando las horas duraban un rato creyéndonos a veces superhéroes. Arrancando la tristeza de un mordisco, esperando sin temor esa distancia, haciéndonos cosquillas como niños, y empatando de una vez esta batalla. Hablando de nuevo, como antes, de que la vida […]