Esta mañana el cielo estaba sucio,
con poca luz, cerrado, y era invierno,
otra vez era invierno, volvió el frío
con su inútil retórica de niebla,
silencio o lejanía. Cada pájaro,
sorprendido, aguardaba no se sabe
qué giro o cambio, trasladarse lejos,
que el aire turbio se volviera limpio,
que se llevara el viento tanto daño.
Esta mañana el cielo estaba sucio,
todos sobrellevaban su mutismo
y nadie trajo un ápice de luz o de sosiego:
sólo nubes paralizadas,
pájaros invisibles imaginando huidas.