Hace bastantes años, en la universidad, tenía un profesor al que apodaban El Chiflado porque, entre otras cosas, no utilizaba maletín sino un portátil prehistórico en el que introducía sus libros y nuestros caretos, con pluses y reversos.
El hombre siempre nos repetía lo mismo: «Ustedes ríanse de mi computadora móvil que dentro de unos años todos tendrán uno como este y los libros engorrosos y pesados habrán desaparecido. Sí, sí… ya sé que dicen que estoy como una cabra, pero digo la verdad. Además, imagínense, que hubieran existido estos artefactos desde el inicio de la Humanidad… ahora, tendríamos los miles y miles de volúmenes que se quemaron en la Biblioteca de Alejandría. O los infinitos ejemplares que ardieron en las piras de los malditos inquisidores. ¡Es el futuro! Tiempo al tiempo...». Y, ciertamente, tenía parte de razón.
Se ha cambiado el sonido y la fragancia de los volúmenes carismáticos, sobre todo de esos que se apelotonan en las estanterías y, sin darte cuenta, soportan más años que tu esqueleto; por el tacto metálico y despersonalizado de los e-books. Si he de seros franca, hasta hace un par de años, no me terminaba de acostumbrar a la lectura en pantalla, y eso que soy proclive a los modernismos. No obstante, una vez metida en el ajo, a fecha de hoy, solo leo ejemplares electrónicos. Tengo una Samsung Tab III, de segunda mano, que intercambié en Cash Converters por una serie de artilugios obsoletos –no había para más—, y me funciona de maravilla. Además, como tiene acceso a Internet, puedo pasear por las redes o la blogosfera; algo imposible con los lectores habituales. Pero, cada cual tiene sus preferencias; mis amigas son acérrimas del Kindle. Del otro lado, muchos conocidos son fanáticos del papel. Tenemos suerte de poder elegir. Mientras pueda, para dar gusto a los dos bandos, seguiré autopublicándome en uno y otro formato...
Todo es cuestión de sopesar en una balanza, los pros y los contras de ambas propuestas. Tantear las preferencias como individuo. Se me ha ocurrido hacer una lista de ventajas y desventajas que pueden tener los libros electrónicos, ¿a ver qué os parecen?
Ventajas de los e-book
· No ocupan sitio y puedes llevarlos a cualquier lugar.
· Acceso ilimitado y rápido.
· Corrección de errores y actualización de información.
· Letras al tamaño que necesites; ideal si tienes problemas visuales.
· Tanto editores como lectores, tienen más obras a su alcance.
· Mediante el buscador, encuentras cualquier cita que recuerdes.
· Interacciones con los autores mediante las redes sociales.
· Diccionario para dudas e hyperlinks para información adicional.
· Son mucho más económicos.
Desventajas de los e-book
· Los equipos tienen un coste elevado inicial.
· Si no tienes ordenador y conexión a Internet, no puedes leerlos.
· Los dispositivos pueden averiarse o extraviarse con toda la información.
· Los lectores necesitan tener conocimientos básicos de informática.
· Desaparece la presentación tradicional del libro.
· Muere el tacto de las hojas, la perfume...
· Son más proclives al plagio y a la piratería.
Este último punto es el más escabroso para editores y escritores. Ayer, una colega, me dijo: «Mi chico se ha bajado una de tus novelas por la patilla». De entrada, me quedé patidifusa. Me pregunte a mí misma: ¿Cómo puede ser si soy una escribidora de chicha y nabo? Pero, hoy, he buscado mi nombre en Google… ¡he flipado en colores! Existen unos trescientos noventa mil ítems aproximados. Me ha picado la curiosidad y he averiguado que mi camarada no mentía... Hay varias páginas en las que se pueden descargar Tinta amarga y La caja pública | relatos, por the face. Pero ni pienso denunciarlos ni deciros cuáles son. Me queda la satisfacción de ser leída, aunque no gane más guita que para pipas. No obstante, sé que gusta lo que escribo; hasta me he sentido halagada leyendo los comentarios...
Eso sí, los dos últimos títulos: El Legado de la Rosa Negray Las cicatrices mudas, no aparecen sin pasar por la pírrica taquilla de 2,99€. Y recordad: este mes, promoción de El Legado de la Rosa Negraa 0’99€. Está mal que lo diga, pero, superan a sus predecesores. Mi pluma está más afilada, y, también, más curtida.
Señores y señoras, amigos: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que arroje la primera piedra» (Juan: 8-1-7).
©Anna Genovés
07/10/2015
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