DULCE LOCURA 2015-09-28 13:48:00





Hoy he visto como se abrazaban. Hace mucho que no hacían eso. Les he oído decir que sería lo mejor para todos. Aún se quieren; pero van a divorciarse. No lo entiendo. Es como uno de esos ejercicios de matemáticas del colegio. Demasiados números. A mamá también se le dan fatal: “Quiero verte en la cama antes de las once, Claire”. Y yo le digo que a las once y media y ella que a las once y yo que a y media y así hasta que por fin lo dice: “Eso he dicho, a las once y media. Y sin rechistar”. Papá tampoco es mejor con las cifras: “¿Para qué quiere una niña de nueve años veinte dólares?”. Sólo le pedí diez. Siempre hace lo mismo. Siempre me guiña el ojo. Creo que en esta familia nadie sabe nada de matemáticas.
Coraline me ha llamado para ir un rato al parque. Le he dicho que no tenía ganas. Que prefería quedarme en casa y, me ha preguntado que si estoy enferma y yo, le he contestado que no, que es sólo que me apetece sentarme en la cocina a ver cómo mamá prepara la cena y Coraline, me ha dicho que es verdad, que debo tener fiebre y, le he colgado. A papá le encantan las albóndigas. Estoy segura de que las echará mucho de menos. Y las manos de mamá. Lo dice todo el tiempo. Tal vez encuentre algún restaurante donde hagan unas albóndigas tan ricas como las que hace mamá. Pero no encontrará a mamá en ningunas otras manos. Y creo que lo sabe, y que por eso todavía deja que mamá le haga el nudo de la corbata, y todo eso. Para que mamá le pase la mano por la cara y le diga que no pasa nada. No le da un beso; pero se miran muy bonito. Como si estuvieran deseando besarse.

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