otoño en la Tierra y hora de centrarme de nuevo en vender zapatos... y puede que hasta me venga bien esta vez el contraste, por muy duro que me resulte, porque la temporada que dejo atrás ha sido para coger con pinzas y analizar con perspectiva y criterio desde la distancia... cosas raras y extrañas, sorpresas y desengaños, golpes y cicatrices y demasiada escritura e introspección... y necesito cambiar urgentemente de aires, aunque sea con las maletas de calzado a cuestas y el disfraz de hombre cuerdo, para oxigenarme un poco y desplazar (según Castaneda) mi punto de encaje... un año complicado que tengo que filtrar lentamente por el cedazo de mi cabeza y el tamiz de mi corazón: que quede sólo dentro lo bueno, que por supuesto lo hubo, y que se vaya fuera lo malo, que ha sido difícil de asimilar... y una vez finalizado el proceso, que todo ello me ayude a sacar conclusiones, qué debo y puedo mejorar o cambiar y sobre todo que es lo que no quiero que me vuelva a pasar... otoño y carretera, días de ruta... ya vendrá luego la ensoñación...
Vicente Muñoz Álvarez