Carta a los versos de una poeta mediterránea

Por: Hector Cediel

Mí adorada y apreciada poeta, ¿Me permite llamarte “Mi psicoloquita?:

Qué afortunado debe ser ese muso, a quién le hiciste realidad sus fantasías, con tu huracanado corazón y sin enmiendas. Qué delicia el haber podido conocer y disfrutar de esos versos esculpidos por la magia de tus orgasmos. No me hables de primaveras grises, porque me embriaga la policromía del otoño y la magia intimista del invierno. Lo encantador de la poesía es que nos enseña a morir con alegría y con el corazón repleto de ilusiones y fantasías.

Mi cielo, es imposible olvidar ese Gran Amor atrevido y temerario que partió en dos y marcó para siempre nuestras vidas. No sé si sean karmáticas las citas que nos impone el destino. Desde que te conocí, encadenaste mi corazón a un rosario sin fin de emociones. Mentiría si negara que no intento escribir versos, que seduzcan cada rincón de tu cuerpo, que te derritan como un bombón de chocolate entre mis dedos. Cada poema es un encadenamiento de suspiros del alma, embriagado por el aroma que me trae la brisa, de tu ardoroso cuerpo.

Mi vida, no hablemos más de soledad, si podemos amarnos con frenesí y disfrutando con locura de los hoy y de los ahora, como si nuestros cuerpos fuesen oasis de felicidad. Hagamos para siempre realidad ese mar de fantasías que nos separa. Dejemos a merced del viento, nuestra rosa de los vientos. Soy el gaviero que se orienta por la demencia de las estrellas, el que se embriaga con el vino de las pieles de sus amadas y la sal de sus caracolas. Cada poema no es más que una hoja del diario de abordo o de la bitácora del corazón. Las rimas y las melodías brotan de las mareas bipolares de los sentimientos. Los amores nacen y mueren como todo lo que depende de un ciclo de vida, pero solo los inmortales sobreviven cuando reencarnan y se hacen versos.

Mi corazón: No hay perversidad en las propuestas casi demoníacas, porque los amantes nos devoramos con hambruna casi carroñera. ¡Cuántos hermosos momentos de amor se echan a perder, por culpa de esos absurdos miedos castradores! Mujeres como tú, no necesitan resucitar entre los sueños, ya que eres consciente que nada sana mejor a las heridas del alma, que un buen orgasmo. Acabo de leer en la prensa, que por culpa de una caída en las escaleras, una mujer tiene 100 orgasmos diarios. No sé si tú sabes en que parte se golpeó, para sugerirles “un golpecito en la vértebra de la felicidad” a algunos de mis pecaditos mortales. No dejemos a merced del destino nuestra felicidad. Cada día ansío más tu boca y poseerte con amorosa pasión. Desde que te conocí, me empantané con atrevidos delirios e ilusiones que me robaron el sueño y el sosiego. Sabes que no soporto el silencio de las pasiones amorosas, si se callan como si fueran actos vergonzosos. No les asfixiemos los labios a los jadeos ni a los gemidos amorosos, porque son las expresiones de las estrellas que brotan del alma. Jamás olvidaré las sombras de nuestros cuerpos entrelazados por el sediento goce. Ni al embriagador fervor de la pasión celestina que nos acompañaba con su actitud voyerista hasta la aurora. ¡Cuántas locuras y sueños hicimos realidad, en nuestras noches amorosas!

Recuerda que un día te dije, que los poetas solo son para leerlos, pero que jamás te fueras a enamorar de uno de nosotros. ¿Será que los versos, no son más que mentiras bien dichas o bien maquilladas? Todo hecho poético amoroso o erótico, es una seducción camuflada, como bien dices. Todos escribimos para lectores o lectoras invisibles, amantes fantasmas que nos corresponden con fantasías y suspiros que exhalamos o nos roban. Jamás podría censurar a las fantasías que despiertan los amores a la distancia. Todos los actos eróticos son bellos cantos de amor, cuando brotan como una coral de esperanzas de los corazones. Del éxtasis florecen los versos con loco ímpetu, cuando la piel arde. Me hechiza el fuego de los recuerdos, los espejismos de las sombras y de los ecos, que sobreviven grabados en el imaginario y en las yemas de los dedos, como un concierto de leyendas y de mitos de la vida.

Mi orgasmito virtual: Si te vas, regálame el aroma de tu rosa y cobíjame con una nube para recordarte. ¡Jamás podría olvidar tus besos! Me cautivaste con la pasión y el encanto de cada uno de ellos. No voy a retirarme como los recuerdos a contemplar ocasos. Sé que gracias a un amor secreto como el nuestro, hemos sobrevivido. Amémonos mientras las esperanzas poco apoco se alejan o se esfuman para siempre entre la bruma. Recuerda que siempre desearé besarte como preámbulo de la cabeza a los pies y viceversa, hasta alcanzar el éxtasis prometido por los intimistas mimos. Siempre deseare deshojarte cual colibrí sediento y romper sin misterios ni enmiendas tus miedos. Siempre añoraré gozar de los tesoros y placeres que promete tu nido y adorable asterisco. ¿Crees que podría embriagarme en una tormenta de burbujas, que no sea en tu sexo?

Mi bella cuchi Barbie: Dejémonos desbocar por el apasionado celo del instinto. Quiero empalarte con el ímpetu y el cariño delirante de la semental monta.

Quedo en espera de tu respuesta. Tu malcriado perro vagabundo.

Agosto 2012

Imagen de Pixabay

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