todo o gran parte es lo que te enseñan y aprendes de niño, de eso no hay duda... y yo nací a mediados de los años 60, en pleno régimen de contención, y estudié hasta los 17 en un colegio de curas, y arrastro conmigo, como la bola de hierro de un presidario, aquella escuela del remordimiento y la duda... lo cual, todo hay que decirlo, me ha traído a la larga pensamientos muy filosóficos y profundos, sí, pero también grandes conflictos de identidad... es lo que hablaba más o menos hoy a la luz de este sol que agoniza con alguien a quien respeto y quiero, y es el ambiente en el que a muchos, por desgracia, nos tocó arrancar... esa escuela del miedo en la que tantos crecimos (o el sentimiento trágico de la vida, según Unamuno)... eso, no puedo obviarlo, me ha dado muchas cosas buenas y malas, y sigue de algún modo pasándome factura, eones de expiación difíciles de asimilar... me daba el sol en la cara (pero no con la camisa nueva) y disertaba tranquilo sobre el tema y mi perra Wen me miraba sorprendida y parecía (o yo creía interpretar) que decía: déjalo pasar, Vic, hay otros mundos en este, no más que estar... una mañana de agosto ventosa, un anticipo de azul profundo de otoño, en otra galaxia y otro lugar...
Vicente Muñoz Álvarez