Y en ese instante lo vio por primera vez,
al niño hombre anciano
caminando entre pasos entrelazados
por en sendero donde las cuestas
ni subían ni bajaban,
donde lo llano era piedra
y la piedra era lo llano,
tiempo después lo encontró de nuevo
en ese extraño camino,
donde el niño
quiso ser hombre,
el hombre, anciano
y el el anciano,
quiso ser de nuevo
niño.
Felie J.Piñeiro, de El ladrón de sentimientos (Eolas, 2014).
http://issuu.com/eolas.ediciones/docs/el-ladron-de-sentimientos