Anoche,
es decir: tu mano
en la espalda de un día
que vendrá
como quien llama a la puerta,
construiste un hogar
frente a las horas que pasaron
voraces
y el mundo entero se dormía
sobre la espalda y la mano ancha
(todo está en calma, todavía)
y yo te amé como a un padre al que no conozco
y soñé el mismo hogar ahogado en colores
de flores amarillas y violetas
al despertar
porque tu mano
tu mano ancha
trabajó sobre la espiral de la lluvia
trabajó sobre la curvatura de una piel tranquila.
¿Fuiste alguna vez al campo en ese momento
en que todo se detiene y se vuelve pájaro y nido
y los puertos son caballos que se derraman
la esperanza en versos de vanguardia? Así
tu corazón
vuelto mano
vuelto padre sobre el chisporroteo de la lluvia pasionaria
hermosa de hermosura y temblorosa como la boca
que se abrió en el gemido cualquiera de un bebé borrado
que fui
en mi identidad de roedora.
Quiero decir
toda esa lluvia lavando las moscas
flotando tu mano sobre una espalda
mi espalda y toda mi vida
embarazada de un silencio hundido
y soy y fui y seré
quien se desvanece
haciendo hijos con la violencia
gritando
encarnizadamente
una fotografía horizontal
que hasta en el odio
podríamos morir de suavidad cuando se raja
el amor de tanto amor