Por: Víctor J. Rodríguez.
Dicen que sobre gustos no hay nada escrito, pero está claro que sobre opiniones e interpretaciones personales desde luego que sí que hay. Y mucho. Y es precisamente eso lo que Anne Rice nos da en ‘El don del lobo’, el primer título de su nueva saga, una nueva reinterpretación del mito de la licantropía desde un punto de vista jamás explorado. Con la musicalidad de su prosa, su atrayente narrativa y ese ambiente que solo ella sabe crear, consigue narrar una historia que visita el género de terror, el misterio y el romance a partes iguales.
Comienza la historia con la visita de un joven periodista, Reuben Golding, a una antigua casa situada al norte de California para escribir un artículo acerca de su diseño e historia, pues es una gran mansión puesta a la venta recientemente. Se enamora de la casa y de la mujer que se la muestra, Marchent Nideck, sobrina del antiguo propietario, Félix Nideck, un arqueólogo que desapareció sin dejar rastro hace décadas. Reuben queda prendido de la imponente casa y de la belleza de Marchent. Y esa misma noche hace su aparición una misteriosa criatura…
A lo largo de más de quinientas páginas encontramos una historia que va desgranando poco a poco, casi página por página, el misterio y el poder de un licántropo que recorre las calles de San Francisco devorando a sus víctimas, todas ellas personas que hacen daño a otras personas, con un salvajismo elegantemente detallado por Anne Rice. Tan elegante que llega al punto de que el lector saborea la sangre y las entrañas de cada ataque, salivando con cada palabra, con cada bocado.
Rice consigue crear un universo propio, con un génesis personal de los hombres lobo que nadie, literato ni cineasta, había visitado antes. Sin dar más detalles, diremos que el origen del don (una visión ya de por sí original, alejándose de la maldición que siempre ha enfocado al personaje) viene de la experimentación y de la voluntad humana. Pero es un tema al que habrá que llegar el lector por su cuenta. Además, la historia consigue que la bestia llegue a ser vista por la sociedad como un héroe. Salvaje y aterrorizador, pero con una parte de la opinión pública a su favor.
El enfoque de la bestia que persigue (y se come) el mal tiene un punto original, sin duda, pues huye de la clásica historia del hombre lobo que se come al primero que encuentra a su paso.
Comparar ‘El don del lobo’ con la célebre saga vampírica de Anne Rice es inevitable para todos los conocedores de su obra. Y loable, por supuesto. El regreso de Rice al género del terror trae ese pensamiento intrínseco. Muchos encontrarán similitudes entre esta nueva historia con muchas del mundo de los vampiros de Rice, es normal, pues entre obras de un mismo autor siempre habrá un estilo que deje su impronta en cada trabajo. Pero lo que cualquier lector, nuevo o experimentado en su bibliografía, encontrará en estas páginas es una historia llena de matices que hacen cada capítulo muy disfrutable.
En ‘El don del lobo’ no falta el terror, la violencia, el misterio, el ambiente gótico de Anne Rice, ni tampoco faltan aventuras, relaciones personales, el amor y el sexo. Todo bien combinado para crear una historia deliciosa.
Además, los curiosos y amantes del mito del licántropo encontrarán un buen número de referencias literarias sobre el género.
