Nosotros que aún no tenemos padres de este siglo y están muriendo. Nosotros: diáspora de trovadores, delito menor a punta de palabra, capitanes de ascensor al opio de una estrella que se apaga en el pasado. Nosotros, aún con el viento de las bicicletas en la cara, nos quedaremos a vivir en tu casa. Tu casa con sus torres de plata y sus mil habitaciones voladoras. Tu casa de sombras, música y maniquíes. Tu casa a cielo abierto donde llueve con la fuerza de la infancia.
Miraremos al exterior a través de sus ventanas en busca de todos los juguetes que perdimos. Creeremos de nuevo en las leyendas de patio de colegio. Temeremos al monstruo de lo desconocido, al marciano de los cromos, al demonio de los desvanes y, mientras escuchamos el mar en la caracola invisible de tu memoria, volverán a bifurcarse hasta el infinito aquellos caminos que hemos olvidado.
Toño Benavides, en Regresiones (Ed. Lupercalia, 2015).
Photo by Santos Perandones.