Una colección de cromos es el ejercicio que realiza Vicente Muñoz Álvarez en este Regresiones. O como bien dice Julio César Álvarez en el prólogo: "Regresiones se convierte pues en una especie de memorias precoces de un tiempo casi mágico". En él se recorre un álbum que va desde la infancia hasta el presente.
No hace falta en ningún caso ser leonés o haber vivido en aquellos años en la capital del frío. La universalidad de los textos permite cambiar nombres de amigos, personajes o bares y releer el libro haciéndolo propio, robando los recuerdos del autor para convertirlos en los de uno.
Encontramos también en esta obra dos libros distintos: por un lado, el de los recuerdos de infancia y adolescencia en los que cualquier lector, incluso con una diferencia de edad con el autor, puede verse reflejado, en mi caso, uno vivió los últimos coletazos de esa manera de crecer. Y dos, el manual de autores y referencias (contra)culturales que proporciona.
No se puede resumir mejor que como hace Pancho Rodríguez en la contraportada: "fotos de otro mundo que ya no va a volver".
David Vázquez