es muy largo
y no dice nada
porque al escribirlo
no tenías nada qué decir,
qué contar
o compartir,
o nada interesante
o no haya sido
otra cosa que
el deseo
de agradar
y de ser aplaudido
lo único que movió
tu mano,
y llenes cada página
de palabras
sumisas,
biensonantes,
y políticamente correctas;
si atiborras tus contenidos
de contemplaciones
y de concesiones
a las buenas maneras
y demás centros comerciales,
y vas,
poeta,
y lo lees
en público
mal,
demasiado rápido,
atropellando las palabras,
o demasiado lento,
muermamente,
si dura más de dos minutos,
buf,
dos minutos
escuchando
al poeta
pesado
de turno,
entonces
tienes que saber,
poeta,
que a los 30 segundos
nadie,
absolutamente nadie,
ni tu puta madre
seguirá el hilo
y
los aplausos
del final
del recital
interminable
serán tan falsos
como tus
versos.
Velpister