Dentro de poco cumplirá diez años. Levanta las dos manos, abiertas hacia mí, y dice todos estos. Alzo mis manos con ella para contemplar el tiempo que llevo siendo madre. Alzo las manos y miro mis dedos, velas de cera. He necesitado todo este tiempo para escribir sobre ti, para escribir sobre esto. ¿De verdad he conseguido llegar al otro lado? ¿Existe de verdad una orilla en la que la maternidad genere equilibrio, posibilidad, autonomía, recursos? Un libro, diez años después, me gesta a mí misma. Una lectura, tras tanto tiempo. ¿He llegado al otro lado? Una lectura. Una caja llena de libros. Una diosa de cuatro brazos. Una serpiente. Diez dedos minúsculos, rectos, frente a mí. Una mujer viva. Una niña entre los brazos.