El relevo, natural, se produce con calma, sin angustia, sin miedo. Sólo es dejar paso a los otros tras el tiempo disfrutado.
Hemos cubierto la etapa. El plazo ha finalizado. Desde la perspectiva de lo vivido observo con ternura la inocencia, el desconocimiento, el aprendizaje, los caminos por descubrir.
Miro con cariñosa alegría cómo exploran alborozados estrenando nuevas sensaciones.
Delego en ellos la ilusión, las ganas, el entusiasmo. Mis ojos escrutan caminos inéditos. En el entretanto, el alma descansa plácida en espera del nuevo destino, de la oportunidad que nace con el cambio para abrirse a nuevos designios.
Todo es un llegar y un partir sin renuncias ni anclajes. Estamos y seguimos estando en los diferentes planos superpuestos, espíritu creador abarcador de espacios.
Vidas paralelas intercaladas. Vías de tránsito simultáneas por las cuales viajamos en el espacio elástico del tiempo inexistente.
Maica Bermejo Miranda, del blog Al sur de los tambores.