Melancólico y sujeto día, que muere con nuestros alientos, con la decadencia, con la magia y lo tétrico de un sábado, como decirte que la distancia que tiene un lunes y un domingo son eternas, igual que un domingo a un lunes sin verte; mis penas brotan en la tierra, mis miedos caen como lluvia, mis alegrías en sequía, mis abrazos son tan fríos como el invierno, mis labios tan transparentes como un oasis y mi corazón tan iluso como el tiempo, pasa y pasa y tiende a crecer y no volver a mirar al amor como antes.
Miro a mis demonios en otra gente, miro tus besos decadentes, te miro en todas partes como la mirada de un niño inocente, tan huérfano de padre y tan carente de madre, que me mira con causa y efecto que quiere amor igual que yo, que desea ser, volar y no sufrir pero el destino tiene sus métodos y yo tan frágil, que me rompo con el silencio, que me grita y lloro con el clima mientras empapa mi rostro y me explica que existo y que siento, que amo y me aman, pero a veces el amor es un silencio demasiado verbal.
y grito en mi carencia y ya no queda nada, todo se acabó, me miento, me sonrió, me involucro en una tertulia, en un epitafio, en un prologó, en una obra de teatro, en la locura de un par de enamorados que fingen amor mientras se entregan al compás del peligro, mientras camino y solo estoy, solo voy, solo corro sin correr con ganas de entender ¿Quién soy? y se vuelve mañana y se vuelve la tarde y llega la noche y domingo otra vez.
Me miro al espejo y trato de huir de mí, de mi mirada, de mis ojos, de mis penas, de lo carente que estoy, que te quiero y no te veo detrás de mí y a veces la flecha llega atravesar y el hueco que deja no sé puede reparar, le extraño pero es tarde, el amor huyo, tomo pasaporte por partida y no sé a donde fue, no se ¿Por qué?, no sé despidió, no dijo cuándo volverá, lo extraño y no sé cómo reparar el hueco que dejo.
Sus silencio, sus sonrisas, sus dudas, me hacen sonreír en medio del silencio mientras me siembran las dudas, mientras los días pasan sin pasar y el único tormento que vivo a diario es un domingo, un delicado y sutil domingo, que me rompe, que hace vulnerable a tus recuerdos, que no sé cómo pasar a un martes o a un jueves, que no sé cómo llevar esta pena que deambula por mi habitación todas las noches y no me deja descansar, yo sufro por que no sé cómo parar el tiempo, yo sufro por no saber de qué color es el viento, yo sufro por vivir en el mismo mes, en el mismo día que te conocí, con las mismas cosas que hacíamos juntos, yo sufro por que hoy es domingo siendo viernes y siento qué me rompo al compás del silencio.
“Todos los días son domingos desde que no estás”