de un destino inexistente
disimular la lástima
entre ahogos de silencios
mientras la espada hiere
su propio filo
y lo invisible
instantes encubiertos
como un absurdo estado
de desocupación
lo invisible
sacudiendo la estabilidad
desnudando la estabilidad
ahogando la estabilidad
y, pasando a ser
después de todo
lo más visible
lo más real.
Concha González, del blog Mar de Espigas.
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