Elvira Daudet
(España, Cuenca, 1938)
Regreso
Vuelvo. He conseguido salir del agujero
que un día me engulló siendo muchacha.
La luz de la mañana me acaricia
como la tibia seda de unos brazos de madre.
Es cierto que entre tanto ha pasado la vida,
los amigos han muerto o no me reconocen.
¿Dónde están -se preguntan- sus ojos abismales
que asustaban de bellos y profundos,
la orgullosa mirada que exigía
el legado de los dioses? Ay, la felicidad.
¿Dónde se fue la flor de sus mejillas
y su cuerpo moldeado por el viento?
No me atrevo a decirles
que han pasado los años para todos
y tampoco son ellos lo que eran.
Sus fértiles cerebros,
donde ayer bailaban jubilosas las ideas,
son urnas de cenizas
donde la vida ardida pasa, melancólica,
su película de espectros.
La víbora salaz, antes guerrera,
inofensiva
se esconde arrugadita bajo un faldón de grasa.
El rojo corazón es hueso negro.
¿Podría confiarles que vuelvo de una guerra,
en las negras cloacas de mi alma,
con el saurio implacable que me habita
y se bebió goloso el dulce plasma
dejándome vacía como un traje?
Que quemé los candiles de los ojos
luchando con las sombras como un ciego.
Mi corazón alimentó alimañas,
mi cuerpo fue bocado de las ratas
de la traición, la rabia, el desamor.
¿Les entristecerían mis delirios
o me oirían lejanos,
desde la indiferencia de la muerte?
Como una pobre bestia que no puede quejarse,
doy otra vuelta a la triste noria
y pido una sonrisa de limosna
que me alimente el día de esperanza.
Regresar del infierno es un viaje muy largo,
y no sé, al encontraros, si valía la pena.
De Cuaderno del delirio
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Francisco Mora, "Memorias del silencio" Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca, 2000. PVP: 10 euros. |